Trate de pensar en un buen tema para hablar hoy, pero lo cierto es que
mi estado de ánimo no me ayuda mucho, ya saben, a veces resulta un poco
difícil mantenerse en una pieza.
Tengo sueño y un toque de melancolía, es porque extraño… que bonita
palabra “extrañar” que bonito verbo… “Yo extraño, Tú Extrañas, Nosotros
Extrañamos”
Es como si de repente te amoldaras a algo o a alguien, como si todo el
cuerpo o toda el aura se volviera una amalgama que encaja bien en un
armazón de huesos ajeno.
Pero pasa que el tiempo transcurre tan deprisa que en un abrir y cerrar
de ojos te ves diciendo “hasta luego” sin oportunidad de reaccionar, sin
oportunidad de rasguñar las muecas o el parpadeo de unos ojos, pasan
unas horas; te sientes tranquilo (a) esta vez seguro sobrevives al fin
del mundo, ríes porque sabes que todo irá bien… pero es falso, así que
te empieza a hacer falta y te duele el pecho y te pesan los hombros,
tienes sed, tienes hambre, tienes frío y te tiemblan las manos que ahora
están solitas. Pones mil canciones distintas, las duchas en la regadera
se hacen eternas, un cigarro o dos anda destapa otra lata de cerveza,
mejor tres. Te extraño, te extraño, te extraño y nos extraño y también
lo hacen las calles del centro y el metro y ni hablar de la lluvia que
caerá. Pero me tiemblan las manos y quiero salir a buscarte incluso
aunque no te encuentre, sufro de síndrome de abstinencia y en el cliché
más burdo te miro como una droga dura, como una copa de vodka.
Te extraño, nos extraño, me extraño contigo.
Ven a lo que me refiero, empecé a hablar desde lo particular y termine
poniendo nombre y apellido a este escrito, es que el corazón no coopera.
Conjuguen el verbo extrañar tantas veces hasta que no lloren al hacerlo.
lachicadeadamantium
https://amnesiayfuga.wordpress.com/2016/10/03/sindrome-de-abstinencia/